Por una semiótica de las pasiones políticas
Palabras clave:
filosofía, semiótica, pasiones, pasiones políticas, afectividades públicasResumen
Por tradición, al menos en el ámbito filosófico, las pasiones han sido consideradas nocivas al individuo, se les ha visto, además, como el reflejo de una vida necesitada y sujeta a la contingencia y como sinónimos de inestabilidad, asimismo, han sido entendidas como fuerzas ciegas sin argumentos ni juicios. Durante siglos, diversas corrientes filosóficas circunscribieron y redujeron a las pasiones a la esfera privada de los individuos sin presencia en la vida pública. No obstante, a finales del siglo pasado e inicios de este siglo xxi una revaloración de las emotividades, pero ahora en la esfera pública, se vuelve necesaria. Para ello nos ubicaremos en un ámbito interdisciplinario: el de la filosofía y la semiótica.
Las llamamos “pasiones políticas” al ser afectividades propias de un grupo o grupos sociales, éstas se expresan colectivamente, su manifestación es pública y su espacio también. Poseen una funcionalidad y racionalidad en la vida social: la ira, el miedo, el odio, la indignación o la esperanza han explicado acontecimientos sociopolíticos en la historia de la humanidad. Dichas afectividades políticas manifiestan una existencia semiótica: los signos por los que se expresan las tornan susceptibles a ser reflexionadas desde la teoría de los signos ya que presentan un discurso, narrativa y sintaxis propios, aspectos que se evidencian en su representación o performance, con lo cual se tornan fenómenos sígnicos que comunican con un lenguaje propio.