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Felipe Mata Anguiano
Dicere • ISSN 2954-369X • DOI: https://doi.org/10.35830/dc.vi4.63
investigadores como Jean Pierre Changeaux
(1985), Gerald Edelman y Giulio Tononi (2002),
José Luis Díaz (2007), Adam Zeman (2009),
Michael S. Gazaniga (2010), Humberto Mat-
urana (2010), Francisco Mora (2011), Ranulfo
Romo y Pablo Rudomín (2012), entre otros.
Podemos, entonces, insertar esta obra como
un esfuerzo hacia el tendido de nuevos puentes
comunicantes que favorecen los principios re-
organizadores y subrayar, como pretenden sus
autores, la importancia de intensicar y extend-
er las cooperación transdisciplinar y multidis-
ciplinar. Este hecho permite reconocer que la
relevancia de los campos especializados man-
tiene su vigencia, pero que se puede elaborar,
a partir de la colaboración, una aproximación
más exhaustiva e integral sobre el hombre como
objeto de estudio.
Resaltamos que los autores González Vidal
y Morales Campos parten de reconocer que la
propia complejidad del mundo es cada vez may-
or y, por lo tanto, mucho más difícil de abordar,
lo que ha derivado en una inevitable reorgani-
zación del saber, lo que signica una mayor
necesidad de colaboración entre las diferentes
disciplinas. Aquí se resalta la imperiosa necesi-
dad, de acuerdo con ellos, de estudiar al hombre
en su integralidad y ponen de maniesto algunos
ejemplos, tales como “la necesidad de abocarse
a examinar el funcionamiento del cerebro en
relación con la facultad lingüística y, por ende,
de vincular estrechamente la lingüística con la
biología” (p. 26).
Tener enfrente el libro de estos dos autores
nos obliga, como lectores que buscamos una
orientación en los estudios trans y multidisci-
plinares sobre el hombre y las formas en las que
se realiza, sea en lo biológico, lo individual o
lo sociocultural, a leerle en clave semiótica, no
sólo por las condiciones que los mismos autores
nos advierten desde el principio, sino porque
podemos reconocer en él lo que ha aportado
esta disciplina al estudio conjunto del hombre
y la forma en que se han sumado a enfoques
emprendidos antes o después desde las neuro-
ciencias, la psicobiología, la neurosiología, la
lingüística cognitiva y la misma semiótica desde
sus aristas cognitiva y de la cultura.
Consideramos que la armación que se
hace en el libro sobre los fenómenos mentales
y su dependencia a factores cerebrales y cultura-
les al mismo tiempo, constituye una acción, sin
rayar en la soberbia, valiente en favor de asumir
en su reiteración constante, la idea de que el
hombre, puede ser estudiado desde cualquier
disciplina, pero su estudio será más completo
si cada una de ellas se abre modestamente a las
aportaciones que se realizan desde cada espacio
del conocimiento construido hasta ahora.
Como se lee en el libro “sin el afán de ser
arrogantes, hay que considerar la posibilidad
de que la semiosis sea uno de los eslabones
fundamentales para explicar la conexión entre
funciones cerebrales, actividades mentales e
interacciones culturales” (p. 55). Estamos en un
mundo complejo y que se complejiza cada día
más, en ello, el avance cientíco y tecnológico
son elementos que no han cesado de construir
una realidad histórica y simbólica en constante
evolución y, por lo tanto, en constante avance
del grado de complejidad.